Época: Islam
Inicio: Año 610
Fin: Año 2003




Comentario

Desde luego, las actividades artesanales más abundantes y de mayor especialización se desarrollaban en las ciudades, y en ellas se difundieron o perfeccionaron numerosas técnicas de trabajo. Las manufacturas textiles eran las más importantes siempre, por la necesidad de los productos que fabricaban y por el valor intrínseco que éstos tenían y conservaban largo tiempo: pañería de lana magrebí y egipcia, lienzos de lino egipcios, tejidos de algodón iraquíes, del Yemen y del Irán, y sederías también iraníes, iraquíes y palestinas aunque hubo una difusión general de la sericicultura en el mundo islámico, y de mejores técnicas de tinte con grana, azafrán e índigo. Los tapices y paños de seda e hilo de oro o tiraz, tan vinculados al lujo no sólo de la Corte sino incluso de los campamentos nómadas, eran en algunos casos objeto de monopolio de fabricación en talleres califales.
Otras actividades manufactureras de gran desarrollo fueron las relativas al cuero (Egipto, Yemen, Córdoba, Fez) y a la carpintería para construcción e interiores -carpintería de lo blanco como se diría siglos después en Castilla-, en la que los musulmanes alcanzaron gran calidad, así como en tareas más delicadas de obraje de puertas, mobiliario, tribunas portátiles y taraceado, con empleo de maderas nobles y marfil. Otros aspectos a recordar son las mejoras técnicas en la fabricación de cerámica de tonos metalizados, la introducción del papel, de origen chino, que se producía en Samarcanda ya en el siglo VIII, y el descubrimiento del cristal en el IX. Por el contrario, la metalurgia apenas experimentó avances, salvo en la fabricación de sables en el Yemen o el Jurasan, y el empleo del hierro no alcanzó gran desarrollo; para muchos objetos de la vida cotidiana se usaba el cobre, más abundante y fácil de obtener, y a su labor se refieren algunas técnicas de adorno como el damasquinado, originario del Asia Central.